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Llaneros, indígenas, afros... así viven los niños de distintas culturas en Colombia

En nuestro país existen múltiples culturas y pueblos que ven y viven la vida de distinta forma. Por eso vamos a hacer un recorrido por cómo viven la vida los niños en las distintas culturas y regiones de Colombia. ¡Acompáñanos!

Los niños en la cultura indígena

En Colombia existen catalogados 87 pueblos indígenas que habitan en 710 resguardos distribuidos en todas las regiones del país. Allí los niños indígenas viven cerca a la naturaleza y conviven de manera armónica con animales y la vegetación que los rodea.

Cerca al río Catatumbo, en la frontera con Venezuela, vive el pueblo Motilón, allí los niños viven en Bohíos que habitan distintas familias y en verano salen a pescar todos juntos. Luego comen pescado en grandes hojas con yuca y plátano.

En otro punto del país, en Silvia y Jambaló en el departamento del Cauca, vive el pueblo Guambiano. Allí, tanto hombres como mujeres visten con una falda y un sombrero de fieltro. Desde pequeños los niños aprenden el idioma guambiano, además aprenden a sembrar y a cosechar su propio alimento. ¿Qué tal?

Mucho más al norte, en la Sierra Nevada de Santa Marta, el pueblo Kogui cree que los niños son como una semilla que cae a la tierra sin saber si va a crecer o no. Cuando son bautizados, el Mamo, la gran autoridad del pueblo, les amarra en las manos hilos de algodón llamados Seguranzas, para que crezcan fuertes y sanos. En la Sierra los niños ayudan a todas las labores desde pequeños: a tejer y a hilar, así como sembrar y cocinar.

Los niños afro en Colombia

Cerca al Atlántico, en Barranquilla, los niños se preparan para bailar con comparsas, máscaras de animales durante el festival. La alegría de la costa se percibe por la gran cantidad de bailes que existen: La danza del garabato, la danza de la burra mocha o la Cumbia son característicos de la costa Atlántica. Al igual que los pueblos indígenas, allí los niños empiezan a ocuparse de varias labores desde pequeños, trabajando con el ganado mientras hacen cantos de ‘vaquería’ o cantan las ‘zafras’ en periodo de cosecha.

En el Valle del Cauca entre vendedoras de fritanga, los corteros de caña y chontaduro, los niños esperan a finales de febrero, las adoraciones del Niño Dios. En esas fiestas los habitantes de los pueblos aledaños van de casa en casa, a oscuras, buscando al Niño Dios; al final los músicos tocan sin parar y una niña vestida con coronas y alas es transportada en andas, representando el ángel de las nubes.

Los llaneros criollos

Hace casi 400 años en las sabanas del departamento de Casanare vive un pueblo de jinetes de la que en el resto de Colombia sabemos muy poco.  Allí tanto adultos como niños ven a los caballos no como animales, sino como compañeros de vida. Además saben sus propias coplas que nacen de la inspiración del llano, la familia, sus caballos o las correrías en esta región.

Los llaneros criollos de pura cepa montan descalzos, y aunque es una costumbre que se ha perdido poco a poco, se conserva como tradición. Además es una cultura que valora a los buenos jinetes, sin embargo se cree que el mejor jinete no es solo el que sabe montar el caballo, sino que siempre se levanta después de caer de él.

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