
El Cielo Colombiano: Mitos Ancestrales y Rocas Cósmicas
¿Quién no ha pedido un deseo al ver una estrella fugaz?
En Colombia, país de montañas, selvas y ríos, las estrellas fugaces no solo iluminan el cielo, también inspiran historias, leyendas y la curiosidad científica. Mitos ancestrales y meteoritos que han dejado su huella en este país.
Amor en el firmamento: leyendas que cruzan fronteras
En algunas comunidades amazónicas de la región que hoy pertenece a Perú y Colombia, circula la leyenda de Api y Nani: un joven guardián y una estrella fugaz que se enamoran, pero cuya unión solo es posible cada vez que dos estrellas cruzan juntas en el cielo. Una historia que habla de amor, de efímero y de conexión con el cosmos.
Por su parte, el pueblo Nasa, en el suroccidente colombiano, tiene en los astros un eje central de su cosmovisión. Sus relatos de origen, que mencionan figuras como el ‘Padre Estrella’ y la ‘Señora Agua’, muestran cómo los cielos y la vida en la Tierra están íntimamente conectados, aunque no exista un mito documentado específicamente sobre estrellas fugaces.

El brillo de la ciencia: ¿qué vemos realmente?
Lo que todos llamamos “estrella fugaz” no es una estrella en absoluto. Es un meteoro, un pequeño fragmento de roca o polvo que entra a la atmósfera a gran velocidad y se calienta hasta brillar.
Si el fragmento es lo bastante grande y logra sobrevivir al viaje, llega a la Tierra como meteorito. Muchos vienen del cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter, otros son restos de cometas. Y cuando la Tierra atraviesa estas nubes de partículas, se producen lluvias de meteoros, como las Perseidas en agosto o las Gemínidas en diciembre. Desde Colombia, podemos maravillarnos con estos espectáculos celestes cada año.

Rocas cósmicas que dejaron huella en nuestra tierra
El meteorito de Santa Rosa de Viterbo, caído en 1810 en Boyacá, es uno de los más grandes del país. Su caída sorprendió a la población y, con el tiempo, sus fragmentos se han estudiado y exhibido como recordatorio del universo sobre nuestra tierra.
En el oriente del país, existen formaciones geológicas consideradas sagradas por comunidades indígenas locales, que podrían ser vestigios de impactos cósmicos ocurridos hace millones de años. Son un recordatorio de que el cielo y la tierra están más conectados de lo que imaginamos.

Cada destello cuenta
Cada rayo de luz en la noche nos invita a mirar hacia arriba, a maravillarnos y a preguntarnos sobre nuestro lugar en este vasto cosmos.